La Nobel de la Paz guatemalteca que defiende la independencia de Cataluña, al servicio de la Venezuela revolucionaria

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«Gracias, gracias querido vicepresidente Nicolás Maduro, presidente en funciones, también, porque el compañero Nicolás Maduro y el comandante Hugo Rafael Chávez Frías son uno solo. Y es lo que necesita, no solo el pueblo de Venezuela, sino lo necesitamos todos los pueblos del mundo».

El párrafo anterior expone la transcripción literal de una parte del discurso que protagonizó en Caracas y junto a Maduro, actual presidente de la República Bolivariana, la Nobel de la Paz guatemalteca, Rigoberta Menchú, en la inauguración, en febrero de 2013, de la residencia de estudiantes ‘Livia Gouverneur’.

Un mes antes, aunque desde Guatemala, se dirigía al pueblo de Venezuela en una conexión en directo para ‘tranquilizar’ sobre la evolución del delicado estado de salud de Chávez y reivindicar la continuidad de su régimen instando a la «mayoría» a no permitir «ninguna inestabilidad».

La irrupción de Menchú en los medios de comunicación públicos venezolanos no debió sorprender en el país, después de que también la pudieran ver en las elecciones presidenciales de 2012 —7 de octubre— gracias a Telesur: «Hay unos avances extraordinarios que así como yo participo en las observaciones con muchas frecuencia, veo que aquí hay, de veras, el sistema es un sistema extraordinario», aseguró la Nobel de la Paz, unas palabras que dieron paso al audio —voz en off— de la periodista que contextualiza sus declaraciones: «Ante los ojos del mundo Venezuela es un ejemplo. La polarización política hizo renacer un sistema electoral cien por ciento automatizado y confiable. De no ser así otra hubiese sido la historia».

Y en julio de 2012 también se coló en la parrilla mediática, por lo menos en la controlada por el gobierno revolucionario, al participar en el Foro de São Paulo que acogió Venezuela.

Tampoco faltó la intervención de Menchú entre las voces internacionales que salieron en apoyo de Maduro tras las protestas, con decenas de muertos y numerosos heridos, que se extendieron en Venezuela a partir del 12 de febrero de 2014. Ni un reproche de la Premio Nobel de la Paz a Maduro, que tiene muy claro quienes son los malos, los detractores del régimen: «Es el tiempo de decir no a las desestabilizaciones, a los golpes de estados, porque lo que pretende estos acontecimientos, realmente, es un golpe de estado. Y mucho golpe se puede dar, incluso, desafortunadamente, involucrando la inocencia de mucha gente (…)».

Marzo de 2014. Declaraciones a los medios de Rigoberta Menchú durante el homenaje póstumo a Hugo Chávez en el Cuartel de la Montaña: «Primero un saludo muy especial al pueblo venezolano, estamos con ellos. Y venir aquí, al Cuartel de la Montaña, es una gran ilusión, es una gran emoción. Y sobre todo, a rendirle tributo a un ser iluminado, que no solo iluminó las pasiones de los revolucionarios de América Latina, sino también del mundo, donde levantó esa esperanza de libertad de nuevo, porque los pueblos han luchado a lo largo de muchos años, han acumulado experiencias y nuestro querido comandante Hugo Chávez vino a inyectar esa pasión, esa memoria histórica, esas luchas…».

Precisamente contra las violaciones de derechos humanos y ataques a la democracia — además de para combatir la corrupción— protagonizados por organismos directamente vinculados con el régimen de Nicolás Maduro, el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó en marzo de 2015 una orden ejecutiva para declarar una «emergencia nacional» frente a Venezuela por la amenaza «extraordinaria e inusual» a la política exterior y a la seguridad nacional. Además, el decreto fue acompañado por sanciones contra funcionarios venezolanos. La respuesta de Menchú, contundente, ya que el decreto, según afirmó, ha provocado «mucha indignación este decreto, esta manera de querer llevar una nueva invasión en América Latina, esto es muy serio, y por eso es que muchos premio nobel no estamos de acuerdo con el decreto Obama».

Y pocos meses después, en julio de 2015, Menchú volvió a viajar a Venezuela para respaldar el Plan Nacional de Derechos Humanos 2016-2019 de la República Bolivariana.

VENEZUELA: VIOLENCIA LETAL, UNA POLÍTICA DE ESTADO PARA ASFIXIAR A LA DISIDENCIA

Es el título que da en su web la conocida organización de Amnistía Internacional, en una información con fecha de 10 de julio de 2017, publicada «tras un nuevo aumento de muertes durante manifestaciones, con al menos 91 casos registrados en tan solo tres meses», y en la que explican que «los ataques recurrentes contra la población venezolana y los discursos incitando a la violencia por parte de las autoridades indican una política premeditada de represión violenta contra cualquier forma de disidencia».

La Directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara Rosas, añade: “Lo que parecían ser reacciones aisladas por parte de las autoridades venezolanas enfrentando manifestaciones disidentes, en realidad son una estrategia planificada por parte del gobierno del Presidente Maduro de utilizar violencia y fuerza ilegítima contra la población venezolana para neutralizar cualquier crítica».

“El hecho de que quienes opinan diferente sean las únicas personas a quienes se tilda de ‘terroristas’, a quienes se les impide manifestarse y contra quienes se usa la violencia y la fuerza ilegítima es prueba de una estrategia para silenciar el creciente descontento social en Venezuela», continúa, antes de advertir: “Si las autoridades no hacen un giro radical y no ponen fin a la represión violenta premeditada contra las personas que sean consideradas críticas al gobierno, seguirán acumulándose evidencias irrefutables para que los perpetradores y autoridades rindan cuentas ante la justicia penal internacional.”

Dentro de los hechos documentados en los tres meses anteriores a la publicación de la información, Amnistía Internacional denuncia que las «fuerzas de seguridad del estado han reprimido con violencia», en una «práctica premeditada», las protestas «críticas» con el gobierno, que la «Policía Nacional Bolivariana y la Guardia Nacional Bolivariana han empleado fuerza no letal de forma indebida, incluyendo disparos de bombas lacrimógenas directamente al cuerpo de manifestantes disidentes, como la que mató a Juan Pernalete, y armas de fuego para reprimir manifestaciones, resultando en muertes y personas heridas, como Fabián Urbina, quien murió el 20 de junio de 2017 después de que un funcionario de la Guardia Nacional le disparara directamente mientras protestaba en Caracas«.

Además, Amnistía Internacional, también denuncia situaciones, como, entre otras, «irrupciones violentas masivas por parte de las fuerzas de seguridad» en «ataques contra comunidades y personas que no estaban participando en protestas», «actos de violencia han sido específicamente dirigidos contra quienes son identificados por las autoridades como disidentes y contra manifestaciones críticas al gobierno» y «varios casos de grupos civiles armados que han atacado a la población civil con la aquiescencia de las autoridades».

La conclusión que de la situación de Venezuela hace Guevara Rosas está en sintonía con la gravedad de la información publicada: “Venezuela atraviesa una de las peores crisis de derechos humanos en su historia reciente. La escalada de violencia patrocinada por el gobierno, y las falta de propuestas de solución viable por parte del Estado para enfrentar las graves afectaciones que sufre la mayoría de la población, incluyendo el acceso a medios de subsistencia esenciales como los alimentos, las medicinas, y todo producto de primera necesidad están generando una crisis sin precedentes en todo el continente».

LA RESPUESTA DE RIGOBERTA MENCHÚ: CATALUÑA

La muy grave situación en materia de derechos humanos que está teniendo lugar en Venezuela como consecuencia de las violaciones que está protagonizando, tal y como denuncia Amnistía Internacional, el régimen revolucionario de Nicolás Maduro, no han provocado todavía ningún tipo de condena por parte de la Nobel de la Paz de Guatemala, Rigoberta Menchú.

No obstante, Menchú sí se ha pronunciado con contundencia en otras situaciones, incluso más lejanas geográficamente, como ha hecho respecto a Cataluña.

La reacción de Menchú no se la limitado a dejar un tuit de apoyo simbólico, sino que también ha dejado, a través de su Fundación, otro mensaje con un comunicado solemne de apoyo el ‘pueblo Catalán’, un gesto que está siendo muy amplificado tanto por los independentistas como por parte de la maquinaria propagandística al servicio del separatismo.

En el comunicado, la Fundación Rigoberta Menchú denuncia un «uso desmedido de la violencia» en «contra del pueblo Catalán», en una «clara manifestación de xenofobia, discriminación y racismo«, también de «racismo gubernamental español«, vulnerándose los derechos humanos, civiles y políticos de los hermanos catalanes». Tras instar al Gobierno español «a deponer la violencia» se termina el comunicado: «¡No más violencia ni racismo contra los pueblos que defienden su autonomía y libre determinación!».

En relación a la jornada del referéndum, Amnistía Internacional denunció, efectivamente, la existencia de «imágenes» que indican que en algunos de los centros de votación los antidisturbios realizaron «un uso excesivo y desproporcionado de la fuerza«, pero también se detalla cómo «se ha obstaculizado claramente hoy el desempeño de las funciones de la policía española«, en alusión a que la consulta fue prohibida por órdenes judiciales, algo de lo que no dice nada Menchú.

Respecto a la llamada a la «comunidad internacional» que hace Menchú, las reacciones de los países al respecto —a los que tampoco han gustado las imágenes violentas— han coincidido en posicionarse, pese a todo, junto al Gobierno español, con motivo de que el referéndum planteado se ha desarrollado al margen del orden constitucional y también fuera de un derecho de secesión que no ampara el derecho internacional.

Además, es importante señalar también que la secesión cuenta con el rechazo también de la mitad de la población de Cataluña.

Se olvida también de denunciar la Nobel de la Paz las agresiones contra los derechos humanos que están sufriendo en Cataluña las personas que no apoyan la independencia, así como sus familias, que están padeciendo diferentes formas de discriminación y contra el ejercicio en libertad de sus derechos e intereses legítimos.

En cualquier caso, la Nobel de la Paz Rigoberta Menchú está recibiendo mensajes de ciudadanos que no entienden cómo es posible que patrocine desde Guatemala la independencia de Cataluña, que ha dejado apenas unos pocos párrafos por parte de Amnistía Internacional, cuando la Venezuela de sus amigos Maduro y Chávez está dejando dejando muy graves, exhaustivos, largos y numerosos informes de Amnistía Internacional, entre otras condenas.