Jarro de agua fría, otro más, para los independentistas catalanes, de Bruselas, que acaba de volver a rechazar cualquier legitimación de la secesión, un mensaje que se viene repitiendo y repitiendo, en ocasiones de forma implícita pero también de una manera cristalina. No a la independencia, completamente inviable en el actual marco europeo, cuando no, sinónimo de importantes problemas, incluso, la puntilla para la estabilidad. Y no a la mediación, que es rechazada de plano cuando solo es solicitada por una de las partes, pero sobre todo cuando la petición llega fuera del orden constitucional y como resultado de un referéndum ilegal.
En esta ocasión, la puerta ha sido cerrada nada menos que por Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea. Tras la obligatoria alusión al mantra del asunto interno de España, ha subrayado que si la UE permitiera que Cataluña se independizase «otros harán lo mismo«, algo que no le gustaría, como tampoco una «completamente imposible» Unión Europea de 98 estados en 15 años.
Además, el máximo responsable del Ejecutivo comunitario ha rechazado también la opción de la mediación, que «ni se debe ni se puede hacer si solo la ha pedido una parte, ya que provocaría grandes problemas en la UE«. De esta forma, explicó que no pueden hacer ningún movimiento respecto a esta solicitud, tras señalar que les llegan otras diferentes de todas partes del mundo y en distintas circunstancias.