Escribe este sábado en El Norte de Castilla, sobre la «corrupción política» del Ayuntamiento de Villarino de los Aires y, en general, la de los consistorios de la provincia salmantina, su ya tradicional artículo de opinión Javier Sendín, el también portavoz de la oposición en Villarino de los Aires, ‘VyC’ se hacen llamar.
- Es abogado, pero en su texto prefiere no meterse en líos hablando de los delitos de corrupción que aparecen claramente identificados en el Código Penal, terrenos enfangados ya que su temeraria atribución puede ser también un delito (calumnia). Así, el letrado prefiere tirar de la perezosa definición que del término corrupción da el diccionario de la Real Academia Española: «En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores». Menos mal que no miro la siguiente definición, ya en desuso: «diarrea».
2. Inicia el segundo párrafo tranquilizándose sobre el punto anterior, subrayando que «el mayor peligro para la democracia no son los actos de corrupción tipificados en el Código Penal que pueden ser castigados por los jueces». Acto seguido, ataca el «peligro real»: «Es esa práctica que se produce como algo habitual, sobre todo en los pueblos en que la oposición a los gobiernos es nula o escasa, de considerar que el acta de concejal-alcalde es una patente de corso para utilizar el patrimonio público a su libre albedrío, sin dar cuenta de sus actos, es decir, considerando el cargo como un elemento patrimonial». A continuación, es cuando viene el momento estelar del show, a la altura de ‘Mujeres y hombres y viceversa’: «Hablamos de lo que podríamos llamar corrupción política para distinguirla de aquellos hechos cuya perpetración constituye un delito».
WHAT?
3. Voy a repetir la frase, lo merece: «Hablamos de lo que podríamos llamar corrupción política para distinguirla de aquellos hechos cuya perpetración constituye un delito». Si en este momento, el lector espera una brillante argumentación en la que el portavoz de ‘VyC’ pone sobre la mesa graves situaciones para el erario público, siento desilusionarle, ya que las acotaciones sobre la corrupción política de la que habla son del nivel de que «un partido político no cumpla lo que prometió en la campaña electoral» o la «pública ostentación y repudio de otro partido, para finalmente acabar pactando para formar gobierno».
4. «LOS AIRES DE VILLARINO, UN CASO MÁS». Me imagino el posible diálogo entre dos vecinos de Villarino, durante la lectura del artículo de Sendín, titulado como abro este cuarto punto.
5. ¿Ha metido la mano el equipo de Gobierno de Villarino de los Aires? Pues es algo, creo yo, fundamental y nuclear en el asunto pero nada dice Sendín al respecto en las siguientes líneas que resumo como:
EL PP Y EL PSOE SON MALOS
6. Sobre la «relación de agravios» vinculada con la particular definición que de la corrupción política, derivada de la concepción patrimonial que tienen, según Sendín, algunos ediles de sus respectivos cargos públicos —la única pretensión del artículo, según reconoce al final, el portavoz de la oposición en Villarino— asegura el letrado que «es una sólo pequeña muestra de una práctica extendida en muchos municipios salmantinos, donde difícilmente se puede admitir que nos encontramos ante administradores cabales de los intereses públicos. Lo paradójico es que muchos vecinos lo ven normal».
7. «Lo paradójico es que muchos vecinos lo ven normal». Vecinos que estáis prisioneros en la caverna de Platón, salid de la oscuridad, iluminados por la oposición de Villarino de los Aires, liderada por Javier Sendín.