Las redes sociales se están haciendo eco en estos momentos del artículo que acaba de publicar en su blog Joaquín Mayordomo, el periodista salmantino especializado en Salud y colaborador en El País que ha logrado reunir ya el apoyo de cerca de 22.000 personas en la petición que ha impulsado en Change.org contra la mina de uranio y la tala de las encinas «centenarias».
Titulado el interesante texto ‘Vitigudino, ¡ay!, tierra de nadie’, comienza con una apertura en la que, apoyándose en el libro La Gudina, de Manuel Moreno Blanco, habla del origen histórico de los pueblos de la comarca, en la «que no había mal bicho que se preciase, de uno y otro lado de la frontera, que no encontrase refugio en estas tierras de Ciudad Rodrigo, Vitigudino, Lumbrales… por citar solo a algunos de los pueblos que, luego, una vez conquistado y repoblado el territorio, serían importantes».
Joaquín Mayordomo dedica los siguientes párrafos a detallar la «charca semántica en la que chapotea don Germán Vicente, señor alcalde de Vitigudino«, una valoración que aparece seguida de la explicación que da sobre la miseria humana «que puede presentarse de muchas formas y estados«.
El periodista también destaca, tras mencionar el acuerdo de colaboración con la empresa minera Berkeley, la «insolaridad que practica» Germán Vicente, una insolidaridad que también está siendo recriminada por los pueblos de la comarca, como ha hecho, por ejemplo, el alcalde de Peralejos de Abajo y presidente de la Mancomunidad de Vitigudino, Alfonso Castilla, o incluso, por compañeros de siglas del propio regidor, el caso del alcalde de Villavieja de Yeltes, Jorge Rodríguez. De hecho, Joaquín Mayordomo insta al alcalde de Vitigudino a consultar el tema con el primer edil de Villavieja al que «tentó y halagó los oídos» la empresa minera con «donaciones de miles de euros para el municipio«. Aunque explica las dudas iniciales que tuvo el alcalde de Villavieja, añade acto seguido que no tardó mucho en darse cuenta, «en cuanto profundizó en lo que significaba la apertura de la mina de uranio«, que lo que «procedía era ponerse en su contra«:
«Él podrá explicarle, don Germán, por qué esta mina innecesaria –¡ni siquiera sería buena para el interés general de los españoles!–, va a traerle la ruina a la comarca».
Empieza el párrafo siguiente criticando que el alcalde de Vitigudino no esté liderando la defensa de la zona:
«Usted se deja deslumbrar por el dinero y se entrega a los mercaderes australianos –que a lo único que aspiran es a destruir lo poco puro que queda en el planeta Tierra, con tal de engordar sus bolsillos. Sí, don Germán, usted está perdiendo la oportunidad de hacer algo importante por las personas a las que dice servir. Siendo como es Vitigudino cabeza de partido judicial, deberían, usted y sus concejales socialistas, ¡socialistas!, emplear sus energías en esta noble lucha, en vez de entregarse a los cantos de sirena que les trae el vil metal. ¡Ay, cuanta miseria moral! Reforeste usted si quiere, pero hágalo con y para sus vecinos.
La polémica tala de las encinas en Retortillo asume entonces el protagonismo del artículo:
«…están arrancándolos por decenas. ¡Por miles! ¡Y son encinas sanas y fuertes! Encinas centenarias que si tuviesen que nacer hoy tardarían en crecer una eternidad. ¡Encinas vivas! ¿Dónde está su sensibilidad, señor alcalde? ¿Dónde los principios de solidaridad socialista?»
El último párrafo de Joaquín Mayordomo tampoco tiene desperdicio, pero lo mejor es que visiten su web, a la que también pueden llegar haciendo clic aquí, para que puedan leerlo y también el artículo completo original, un texto, que vuelvo a recordarles, está siendo noticia ahora mismo en las redes sociales.